lee y difunde la palabra de los pueblos en lucha

domingo, 25 de enero de 2009

Muerte al "anciene regime"

"Anciene regime" o "antiguo régimen" era la manera en que los frnceses revolucionarios calificaban al régimen de la monarquía antes de acabar con ella. Maurat uno de los mas radicales revolucionarios de aquella época, insistió una y otra vez entre 1789 y 1792 que la muerte del "ancience regime" era la única salida de la revolución. A la final, efectivamente guillotinaron al rey y la reina mas otra larguísima lista de gentes ligadas a este "·regime" y se declaró la república. Desde entonces toda revolución que se quiera designar como tal se entiende que está obligada a acabar con el régimen de dominio que precede su comienzo. ¿Y que pasa hoy con la revolución bolivariana?. Mucha gente se desgarra las vestiduras viendo y viviendo la corrupción y el desgaste de todas las instituciones que forman el esqueleto del estado nacional. Los mas honestos se preguntan una y otra vez por la manera en que pueda ser posible depurarlas, convertirlas en instituciones transparentes servibles a la revolución. Cualquier revolucionario moderado no sólo de la revolución francesa sino de las siguientes y muchas que le sucedieron en el tiempo le dirían a estos buenos compañeros que no pierdan tiempo y nervios pensando semejante locura. Por una razón muy simple: o la revolución acaba con las instituciones formales (formas de gobierno, de legislación, de administración de justicia, de formación de ejército, de policía, de educación, de salud, de división territorial del poder, etc) y las iunstituciones que por debajo comandan a estas (propiedad, tratados internos, instituciones hegemónicas de la sociedad civil) o serán estas insituciones las que acaben la revolución. ¿Qué está pasando entonces?, pues que la revolución no ha acabado con nada de ellas, ha modidificado si sus lenguajes y gentes que las dirigen, pero son las mismas esencialmente. Los que las dirigen configuran entonces una "nueva derecha" que de la misma manera que la otra derecha (la escuálida) obran en función de impedir de cualquier forma que ese "anciene regime" muera de una vez por todas.



La crisis del chavismo es el fruto de esta impotencia fundamental que luego se traslada a las organizaciones sociales y espacios del poder popular que quedan manipulados por estas instituciones, siendo a la final y muchas veces sin conciencia, piezas de ella. Es por eso que estas instituciones de estado hablan en el "lenguaje socialista". Se enmascaran en él y de esa manera pretenden pasar la prueba de la historia, tener una especie de permiso para subsistir en el tiempo. Es el rey convirtiendose en el primer republicano, como efectivamente pasó en muchos lugares de europa dándole vía a que las antiguas élites feudales europeas puedan seguir siendo parte de la nueva clase gobernante que facilitó el tránsito al capitalismo. Igualito por acá cuando vemos como miles y miles de adecos y copeyanos se reciclan con franelas "rojo-rojita" conservando sus antiguos privilegios políticos y económicos.



El problema entonces no es tan difícil de entender. O la revolución se hace o ella muere. Y si no se quiere que muera, si aún hay esperanza, para ello hace falta acabar con el "régimen". No el chavista que no existe, es una invención de los escuálidos, sino con el régimen que desde la dictadira de Gómez para acá, y como muy bien lo mostró el comandante Kleber Ramírez, uno de los ideólogos del 4 de febrero, se reproduce una y otra vez en Venezuela bajo diferentes modalidades y personajes, pasando por democracias, dictaduras, y hoy en día hasta por "democracias participativas" y de intención socialista. Acabar con ese régimen militarista, ritualista, archiburocrático, leguleyo, tradicionalista, ultraconservador en todo los que supone las formas jerarquicas de la sociedad y el estado, régimen moralista rodeado de burguesías y politiqueros parásitos, ese régimen que es una continua caja negra inaccequible al común ciudadano, un régimen sostenido en la renta petrolera de la cual en el fondo nada sabemos a ciencia cierta que se hace con ella.



¿Qué se puede hacer?. Entiendo que mucha gente anda muy preocupada por esto de las elecciones. Y efectivamente en ellas se juega no el futuro de la revolución sino la correlación de fuerzas al interno del "anciene regime" entre las dos derechas que hoy se disputan la hegemonía a su interno, cuando en el fondo están defiendo los mismos intereses, salvo uno que otro personaje sinceramente "antisistema" que después de perder su opción como candidato se dará cuenta que a esa fiesta el ya no está invitado. De todas maneras se entiende que es un escenario bueno para dirimir pasiones y probar fuerzas. Pero insisto él nada tiene que ver con la revolución misma.



Pero entonces ¿qué es lo que hoy tiene realmente que ver con ella?. Soy de los que considero que "el proceso" o mas bien esa "otra política" que se las juega todas por la emancipación popular y no se destroza en el camino de estar compitiendo con los "derechistas" o los "reformistas" los puestos de poder dentro del "anciene regime", lo que le toca en estos momentos es producir espacios reales de liberación territorial declarada por los poderes populares que allí se condensen. En Caracas por ejemplo si hay un movimiento popular que se decida a romper con el triste papel de estar sirviendo de alfombra para los buenos destinos políticos a que aspiran Jorge Rodríguez o Aristóbulo Izturiz, podemos antes de Noviembre decidir la formación de un número suficiente de Comunas Territoriales que declaren a pleno orgullo de lo que eso supone, su separación con el "anciene regime", y exigir al estado nacional su reconocimiento inmediato o de lo contrario se declare la formación de dualidad de poderes confrontados en la ciudad, abrièndose entonces el verdadero proceso revolucionario. Es una vía perfectamente posible para lo cual existe un enorme contingente de gentes y organizaciones enteramente preparados para asumir el reto. Las claves ideológicas y el piso político y hasta constitucional si quieren, ya está hecho. La necesidad histórica esta totalmente construida, y la conciencia de ella se ha masificado. Claro, otros dirán, pero no eso se puede hacer con los buenos oficios del próximo alcalde "revolucionario" y de esa manera conservamos el carácter "pacífico y democrático" de la revolución. Eso es precisamente la vieja república donde el único protagonista y el único sujeto político en definitiva es el poder mismo. Por lo tanto, dentro de la lógica del "anciene regime" antes de hacer la revolución tenemos que tomar el poder, ya ni siquiera es la revolución la que toma el poder sino una especie divinizada de líderes que al llegar al poder harán la revolución; pobrecitra mi amor como se burlan de tí, y ya tenemos un bojote de años esperándote. Esto en el curso de los últimos diez años se ha mostrado hasta la aberración, basta con ver esos titulares de los ministerios que ahora son del "poder popular"; ¡qué irrespeto! mas absoluto a la inteligencia y la creación colectiva. Pero en fin, dejemos las rabias y al menos pongamos las cartas de lo evidente: ¿somos revolucionarios?, entonces al menos trabajemos para hacer la revolución. ¿Y es posible esa revolución?, claro que sí, desde hace viente años de "proceso" son millones los que claman por ella con ideas cada vez mas concretas para solucionar su enigma.

¡Qué gobierne el pueblo!
Roland Denis

No hay comentarios: