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domingo, 9 de noviembre de 2008

Nuestro país y la resistencias populares (la urgencia de otra política)

Roland Denis

Cuando recorremos caminos, reencontrando gentes que no dejan de hacer lo de siempre: luchar por lo nuestro, por la causa libertaria de los pueblos, de hecho cambia totalmente el dibujo de lo que está pasando por nuestro país. Muy lejos queda esa minúscula visión -alimentada por infinidades de seres que al menos sabemos poner dos frases escritas juntas- de creer que aquí la pelea se puede dibujar como una épica entre dos grandes batallones político-electorales uno de franela azul y amarilla representando la reacción y el imperio, y otra de franela roja representando la causa popular y revolucionaria. La vivencia y perspectiva de estos sitios y sus buenas gentes nos dice en síntesis de síntesis que lo que está pasando es que a esta tierra nuestra la están saqueando como nunca y con el permiso estatal del color que sea. Pero así mismo, hay un ejército de noblezas realmente patrióticas y dignas que nuevamente comienzan a disponerse a dar la pelea que hay que dar: derrotar de una vez por todas a la miserable oligarquía explotadora, los vampiros imperialistas que la comandan y la desgraciada burocracia politiquera que la legitima atragantándose la otra parte de la renta de estado que no cae ni en manos burguesas ni en los repartos asistenciales del estado que llegan a algún lugar útil al menos; un pueblo insumiso que se dispone a construir una nueva colectividad que se emancipe de estas lacras, de su opresión y su impune destrucción.

Corroborando esta visión en una de las tantas tesis de doctorado que hoy se hacen sobre Venezuela un investigador (a quien no tengo permiso de nombrar) ha calificado el oriente venezolano como la nueva invasión “al medio oeste”, esta vez en el norte de Suramérica. Y en efecto, millonadas de dinero limpio y sucio (a la final son los mismos los que lo tienen), nacionales y extranjeros, ayudados por todo tipo de supercréditos públicos y privados (ahora les dieron mil millones de dólares mas para que se calmen por unos meses), se han trasladado en estos últimos años hacia el oriente violentando lo que sea, buscando su cercanía y fusión con las inmensas riquezas de gas, petróleo, minerales, minerales preciosos, aguas, selvas, tierras, mares, bellezas turísticas, posición estratégica hacia el atlántico y caribe, etc, y que ya se constituyen en la base material del desarrollo –mejor decir saqueo- del siglo XXI.

Si de neoliberalismo hablamos podemos decir que sobre este inmenso espacio que cubre más de la mitad del país se impone y despliega en forma abierta su fórmula más salvaje. Observando lo que ha sido el crecimiento geométrico de cuidades pico como lo son Maturín, Punta de Mata, El Tigre, Puerto Ordaz, Puerto La Cruz, Guiria, Porlamar, Carúpano, constatamos que efectivamente allí se repite el cuento de siempre en versión del siglo XXI. Aparecen inmensas avenidas llenas en sus bordes de todo tipo de supertiendas y centros comerciales, todas dedicadas a la venta automotriz, repuestos, mas todo tipo de productos superfluos e importados. No hay transporte público, el que no tenga carro le toca mendigar su desplazamiento. Los centros históricos de las ciudades desaparecen para darle chance a la destrucción sistemática de toda belleza y memoria por parte de las redes de capitales usureros principalmente chinos y árabes. Donde compiten por la apropiación del espacio inmensos consorcios de inversión inmobiliaria para la clase alta y media (lavadoras de dineros por lo general), mientras en sus bordes se juntan uno tras otro, depósitos humanos concentrados, síntesis de materia viva y muerta que sirven en última instancia de bancos de basura o de trabajo barato listos para servirles al precio que fuere a los nuevos amos del territorio. Poblaciones nacionales y nuestramericanas que la ola del salvajismo capitalista y su nuevo modelo de división internacional de trabajo, terminó por arrojarlos hacia ese “nuevo oeste” del continente americano. Pero estas son solo las ciudades en su fachada, que viven de las riquezas concentradas en sus periferias, multiplicándose en su interno a través del comercio y el capital financiero. Para muchas de ellas se trata principalmente del petróleo y el gas sumados los suculentos contratos de servicio de toda índole que absorben todo un universo de capitales parasitarios del propio petróleo. Llegan a ser varias decenas de miles de millones bolívares diarios los dineros puestos en los bolsillos de estos seres mientras se desmorona el salario del trabajador petrolero, impuesto por la cúpula sindical manejada por el ministro Ramírez y la FBT.

Les siguen dentro de la franja de industrias básicas toda una casta tecnocrática ligada directamente a los monopolios transnacionales y las “contratas” que han tomado en sus manos una industria básica “nacionalizada”, absolutamente inútil a cualquier forma de desarrollo real (ej: con el aluminio producido aquí no se produce ni un ventilador que sirva de valor agregado) –no hablemos de liberación del trabajo que son palabras mayores- que solo subsiste para sostener sus propios intereses millonarios y por supuesto los de un mercado internacional que compra esa materia básica producida a precio regalado, garantizada en última instancia por un ejército de trabajadores subcontratados por algo muy cercano al sueldo mínimo. El alzamiento de los sidoristas es solo un síntoma dentro de un inmenso charco explotador al servicio de la usura tecnocrática, monopólica y transnacional.

Seguimos por el sur de Orinoco y vemos como el panorama minero e indígena está mucho peor de hace trece años. Después de la rebelión minera del 95 al menos se empezaron a recuperar grandes espacios para la disposición amplios proyectos de producción controlada y cooperativa del oro. Pero en estos momentos, luego de ser derrotada esta primera oleada rebelde, se extienden por la zona del Cuyuní hasta la Gran Sabana el saqueo de los bosques, la apropiación de mafias y compañías transnacionales del oro y diamante, el asesinato y la represión combinada por parte del Ejército, Guardia Nacional y paramilitares del minero despojado (ayer asesinaron por la espalda a Alexander líder minero de Las Claritas), sumando a ello la “liberación” de una inmensa ruta área y terrestre narcotraficante. Las comunidades indígenas siguen en la misma, aplastadas culturalmente y materialmente por la presencia de “nuevas tribus” y cuanto veneno evangélico se riega por estos territorios, perfectos islotes de penetración imperialista, mientras los rebeldes siguen aislados, traicionados por unos “representantes indígenas bolivarianos” que en la Asamblea Nacional no ha hecho otra cosa que blanquear sus pieles y limpiar sus bolsillos de toda honestidad y compromiso con los suyos. Por el lado de La Paragua, luego del contundente fracaso de la “reconversión minera”, cuyos dineros quedaron en manos de amigos, cuadrillas de mineros tratan de recoger lo que pueden escondidos para sobrevivir mientras ven pasar maquinarias y aviones a su libre albedrío hacia dos grandes superterritorios concedidos a mafiosos protegidos por capos militares y de gobierno: las conseciones del “turco” y el “angolés”. Son miles de millones de dólares que allí se pierden en contrabando de minerales preciosos. Ni hablar de la zona propiamente industrializada de grandes minas dadas en concesión a privados donde someten a los trabajadores a relaciones casi esclavistas, de descarada violación de sus derechos humanos y laborales, sumados sus respectivos desastres ambientales; hablamos principalmente de las minas de El Callao hasta Tumeremo. Y que ni se nos ocurra hablar de agricultura que no se está haciendo nada; “La Bergareña” gigantesca hacienda expropiada a terratenientes es hoy un terraplén de monte y culebra. ¿Y los verdaderos luchadores sociales en esta zona, muchas mujeres entre ellos con ocho hijos encima y sin trabajo?. Dur@s en una lucha donde no se rinden, dign@s como nunca, pero en la indigencia. Claro, mientras tanto el jefe-representante de todas las patrañas, “mi general” Rangel Gómez, es nuevamente candidato por la épica bolivariana y revolucionaria en el estado Bolívar, seguido por una cuerda de escuálidos que ya parecen hijos de él y de su ejemplo, entre ellos los consecuentes patriotas Andrés Velásquez y Rojas Suárez.

Brinquemos rápido hacia Sucre y Nueva Esparta y nuevamente allí están como caimán en boca de caño polítiqueros e inversionistas. Sabemos que la pesca industrial está destrozada en un ochenta por ciento, con superfortunas que se han hecho explotando el trabajo de miles de trabajadores pesqueros en mar abierto y luego exportadas al exterior en dólares, aprovechando lo que les queda de vacío en la proa para el contrabando de gasoil y el narcotráfico. ¿Quién lo permite?, El gobernador Martinez y la Guardia creo que tienen mucho que decir. Ahora empresas como “Festun” o algo parecido comienzan a revelarlas, como segmentos de la “boliburguesía” que forzan su turno al bate en el saqueo comprando en buques lo que sea y apropiándose de rutas y de proyectos de grandes centros de acopio y procesamiento del pescado (principalmente el atún y la sardina), pensados por los mismos pescadores en su ilusión de convertirlos en grandes expresas asociativas y socialistas; cosa que por la vía de la “expropiación del conocimiento socializado”, estos “socialistas” ahora pretenden tomar para sí. Pero lo cierto es que mientras tanto en mas de quince años no se ha construido un solo barco de importancia en este país, mientras los grandes astilleros parecen basureros de maquinas comidas por el salitre y el INEA (Instituto Nacional de Espacios Acuáticos) no ha rendido una sola cuenta de los 700 mil millones que se le dieron para la reactivación de la industria pesquera (denuncia hecha por Aipo arrinconada entre las papeleras de la Físcalía General)…¿y por cierto dónde está una suma parecida que le dieron al excelentísmo camarada-oficial Rotondaro para la reconstrucción de los hospitales del Seguro Social? (la denuncia corre igual por los hombros de Aipo)…

Entre tanto la pesca artesanal resiste, chantajeada abiertamente por las rutas del narcotráfico y combustibles, en la península de Paria (el que no cede una lancha de dos motores o se la queman o le prenden la espalda con dos tiros). Nadie dice nada. Por su lado en Margarita nos encontramos con la continuidad de un proyecto que ha intentado por décadas convertir a los margariteños en un pueblo “palestino” dentro de su tierra; y lo están logrando. Hordas capitalistas inmobiliarias, turísticas y comerciales se multiplican tomando en sus manos las playas mas bellas del caribe, dejando arrinconados a mas de 20 mil pescadores artesanales, eje ordenador junto al cacao de toda la cultura popular del nororiente y de toda su economía. En los últimos meses un tal consorcio llamado “marenostrum” pretende privatizar y arrasar con los todos los morros y puertos artesanales aún libres entre Bella Vista, Porlamar y Pampatar para hacer de toda esa costa un nuevo Acapulco dispuesto a cobijar el turismo mas exquisito del mundo con un “monorriel” que atravesaría todas las playas y un sin fin de otras asquerosidades dispuestas en su fabuloso proyecto.

¿Y entre tanto que pasa con la “revolución”?. En situaciones como la de oriente es donde puede verse con mayor claridad que la política sometida a los vaivenes de una burocracia absolutamente ajena a la lucha popular lo más que puede lograr es que esta no se manifieste sino como la respuesta desesperada de quien va a la cola del ratón. En el mejor de los casos, tapareando los desastres que el saqueo capitalista va dejando en todos lados y con una libertad envidiable aunque no dejan de estar asustadísimos con este “comunismo” Chávez. Consejos Comunales y colectividades militantes al quedar atrapadas en este “dejar hacer” ultraliberal y ultracorrupto, lo mas que pueden hacer es mantener la presión continua en función de lograr espacios de decisión compartidos y migajas presupuestarias que les permita salir de la pura indigencia, reparar infraestructuras en sus barrios y promover pequeños proyectos productivos, comunicacionales, culturales que les permita respirar económica y políticamente. Sin embargo, la lógica de todo esto es totalmente perversa ya que el desastre capitalista y su rueda perpetua de “inversión-saqueo” supera descomunalmente las capacidades de reparo y de sueños alternativos que giran alrededor de la ultraburocratizada relación entre el estado y los poderes populares. Finalmente lo que terminamos creando es una nueva capa social “rojo-rojita” que se acostumbra a este status quo del liberalismo bolivariano quedando entre los incluidos en última instancia dentro de sus beneficios. Se hace propaganda de ello llamándolo “prueba de socialismo”, y por debajo que continúe el saqueo.

Frente a este panorama es sólo la resistencia popular más decidida la que ha podido al menos hacer constancia de un planteamiento revolucionario vigente que intentan destrozar todos los frentes económicos y políticos del poder constituido. Por lo general se trata de situaciones muy duras y de las que nadie quiere hablar como es el caso de las comunidades mineras de Las Claritas donde todos los brotes de resistencia han pasado a convertirse en perseguidos por tribunales y militares. De movimientos obreros en Guayana que superan el sindicalismo anquilosado multiplicando colectivos de presión a favor del control obrero de las industrias básicas. De los frentes petroleros en Anzoátegui que han dado la batalla bajo la dirección de la tendencia liderizada por C-CURA. De comunidades ya hartas de despojo como es el caso de los trabajadores de las salinas de Araya que finalmente se alzaron. De los obreros de la central azucarera de Cumanacoa y su ejemplar desenvolvimiento de integración popular y freno a la toda burocracia capitaneada por la CVA. De un conjunto de movimientos populares y sindicales en Cumaná que giran alrededor de los sectores pesqueros y de astilleros mas combativos y que ya hablan en lenguaje propio, desde una política y una revolución propia. Llegamos a Margarita y vemos el resurgir de un movimiento de pescadores que en estos días acaban de promover la “Declaración de Playa Moreno”, iniciando lo que puede llegar a ser una batalla histórica en contra de las mafias capitalistas del Caribe.

Faltarían muchos otros ejemplos. Algunos por seguridad es bueno ni siquiera nombrar. Lo cierto es que hay todo un mundo de luchas en el oriente del país que no se cala este destino de “Far West” criollo que le tienen prescrito, avanzando hacia lo que hemos denominado “Otra Política”. Una política que se fragua a partir de un “nosotros” que se asienta de lleno y sin conseciones dentro del derrotero emancipativo que dicta la propia verdad colectiva. Que empieza a registrar otra realidad totalmente distinta a la estructurada por “el orden”, sus leyes, sus partidos, sus intereses, sus personajes, sus engaños socialistas o capitalistas. Es “otra geografía”, “otro orden”, “otra organización”, “otra política” en definitiva, cuyo interés se centra en el registro concreto de los espacios de libertad y igualdad que se vayan alcanzando contra todo el orden de saqueo y desigualdades que nos quieren imponer burócratas, representantes y capitalistas. Esa “otra construcción” es su verdadera carta de lucha. Es la auténtica revolución aprendiendo de sí misma en el único lugar donde es posible construir una verdadera ciencia de la liberación: el pensar-haciendo de la lucha popular.

En la propia declaración de Playa Moreno se habla al final de la constitución del “corredor marítimo de lucha del caribe”. ¡Que preciosa! forma de reubicar un tiempo y un espacio de lucha totalmente nuevo donde se unen nuestros pueblos caribeños a partir de lo que le es mas caro: nuestro mar, que es en definitiva toda la génesis de nuestra historia y en particular de nuestra historia rebelde. Construyendo ese corredor entre las costas de Sucre, Nueva Esparta, Anzoátegui, articulando gentes y comunidades de la tierra y el mar que quieran desprenderse finalmente de la colonización que nos han impuesto el dinero y sus fachadas políticas, poniéndole freno definitivo al desastroso modelo de desarrollo que sigue estando espantosamente vivo. Allí sí estamos en posibilidades de cantar la hora revolucionaria y libertaria. Y si en algo este proceso nos ha dado fuerzas es en afianzar la decisión de unos cuantos miles por lograrla a como de lugar. Finalizando mis felicitaciones y agradecimiento por su ejemplo a los compañer@s de la Red Cardumen de Margarita, plataforma comunicacional que supo alejarse del mercado de las prebendas burocráticas y corporativas que todavía hoy quieren destrozarla y ponerse al frente de la reconstrucción del tejido militante y libertario del caribe.

Roland Denis

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